Aldo Bernal - Poeta  

Poeta, compositor, empresario, ingeniero mecánico administrador.
Publicaciones como autor independiente:
La bitácora del ayer , A todos con los que no fui y Ella ya llovió .
Próximas publicaciones:
La revolución de los pájaros azules y La fragilidad de las rocas.

Aldo Bernal es un emprendedor con personalidad resuelta, un alquimista que convierte sueños en proyectos realizables, y uno de sus objetivos es profesionalizar el trabajo del artista.

Oriundo del municipio nuevoleonés de Montemorelos, la capital naranjera de México, nació el 25 de octubre de 1988.

Un mes antes, ese año, se desarrollaban los Juegos Olímpicos de Seúl , aquellos en que el clavadista estadounidense Greg Louganis sufría un golpe en la cabeza en el trampolín de tres metros, y el velocista canadiense Ben Johnson debió devolver la medalla de oro ganada en los 100 metros planos al dar positivo por dopaje.

Un mes después de su nacimiento, los recién electos presidentes Carlos Salinas de Gortari (México) y George W. Bush (Estados Unidos) se reunían en Monterrey, N. L. Uno de los temas abordados fue el Tratado de Libre Comercio.


Ese año ocurría también el escándalo de los cachirules, y el representativo mexicano de futbol fue sancionado con suspensión de dos años por alinear a jugadores mayores de edad en la Selección sub-20. Lo anterior, durante las eliminatorias para la Copa Mundial de Futbol Juvenil de 1989.

Además, el 16 de septiembre de ese 1988, el huracán Gilberto tocaba tierra en el noreste de México, y dejaba cuantiosos daños tanto en la capital nuevoleonesa como en los municipios de Cadereyta Jiménez , Allende, Linares y Montemorelos.

Sí, en Montemorelos… Ahí donde doña Norma Campos se aprestaba a iniciar el último mes de gestación para traer al mundo a su segundo hijo –de cuatro–, que llevaría por nombre Aldo Iván.



Ahí, donde el tempestuoso Gilberto provocó el desbordamiento del río Pilón e inundó el domicilio de la familia Bernal Campos, que perdió muebles, aparatos y ropa pero no el ímpetu para recuperarse ante la adversidad.

Mientras la esposa embarazada se resguardaba con familiares, don Pancho –que no se llamaba Francisco sino Gerardo, según deja establecido el escritor en un poema de su libro A todos con los que no fui – se quedó a limpiar la casa de lodo y otros residuos, y también su ánimo tras el imponderable que les enturbió la estabilidad.

Aldo nació desnudo, como todos, pero tampoco tuvo la ropita de recién nacido que con ilusión habían reunido para él; el huracán Gilberto había arrasado con todo, y su cuerpecito de neonato fue abrigado con lo que hubo a mano. Estaba vivo y sano, y eso era lo único que importaba…

Tal vez sea por eso que a Aldo Bernal no lo vencen las tempestades y, por el contrario, fortalecen en él la decisión férrea con que acomete cada sueño, cada aspiración y cada proyecto.

 

HERENCIA POÉTICA

Aldo era un niño cuando descubrió su afición por las letras, y su desafío al escribir era plasmar rimas inocentes en el papel.

Años después, tras la muerte de su abuela materna, mientras deambulaba con nostalgia por los rincones de la vieja casa de los recuerdos inolvidables, encontró una libretita con pasta en color vino que perteneció a la difunta.

Cuál no sería su sorpresa cuando, al hojearla, encontró entre diversas anotaciones cotidianas algunos versos de buena inspiración. El hallazgo no era poca cosa.

Doña Elena había sido una mujer humilde y poco estudiada que probó el amargo trago de una viudez prematura. Con valentía asumió el reto y la responsabilidad de criar, alimentar, vestir y educar a cinco hijas con lo que ganaba en su modesto oficio de trabajadora doméstica. Ella pedía fiado y pagaba al día siguiente para volver a pedir fiado.

Para Aldo Bernal, aquella libretita fue un campanazo. Empezó a preguntarse si su inclinación por las letras era una herencia, y cuando al paso del tiempo se convenció de esa idea, decidió que el legado sería irrenunciable.

En ningún momento su convicción flaqueó, pero mientras estudiaba su carrera en la Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica de la UANL, y todavía después, empezó a escribir en secreto para evitar exponerse a la crítica, al prejuicio de que por ser poeta le faltaba hombría.

El trabajo y el empeño siempre rinden frutos. La vida y su propia aspiración lo condujeron por la vía del emprendimiento, y en sociedad con tres buenos amigos crearon la empresa de tecnología denominada Dolmen Consulting Group , que les ha redituado satisfacciones y un éxito innegable.

Sin embargo, Aldo no es de los que se sientan en sus laureles para saborear las mieles de las victorias. Él siempre va por más.

Si ser empresario había sido uno de sus sueños y ya era realidad, ¿por qué no rescatar el otro sueño y luchar por él?

Más aún, si de su abuela Elena había recibido la rica herencia de la inspiración poética, ¿por qué esconderla? Ella, en su circunstancia, no pudo sino dejar escritos versos sueltos en una pequeña libreta, pero ¿por qué no darse a sí mismo la oportunidad y brindarle a ella el homenaje de hacer trascender su sangre de poeta?

Fue entonces cuando ser poeta de altos vuelos se convirtió en un ideal, en un proyecto con objetivos claros… Y en un trabajo arduo que compagina día a día con sus actividades cotidianas de empresario.

 

LIBROS PUBLICADOS

Para Aldo, lo de menos fue escribir los poemas que incluyó en su primer libro titulado La bitácora del ayer , porque la poesía brota en él como el agua de un manantial.

El verdadero desafío era no ser uno más entre los poetas que publican un libro sin mayor aspiración. Él busca trascender con su obra, y su determinación va más allá de la simple búsqueda de reconocimiento, porque considera que el trabajo artístico no es solo un pasatiempo y debe ser profesionalizado y remunerado.

A prueba y error recorrió el camino de todo escritor que se autopublica; sorteó las dificultades y supo de decepciones, pero su gran acierto fue identificar talentos y forjar el equipo ideal de personas que habrían de acompañarlo en su proyecto literario.

A prueba y error ha trabajado y perfeccionado también su propia estrategia de mercadotecnia en redes sociales con miras a alcanzar sus objetivos.

En ese esfuerzo, logra engranar sus talentos: el lógico del ingeniero, el creativo y literario del poeta y el visionario del buen emprendedor.

A todos con los que no fui fue su segundo libro publicado y se convirtió en un éxito desde la noche de su presentación. En pocas horas, la versión digital del libro en Amazon ya ocupaba el primer lugar en ventas en la plataforma, y empujó a La bitácora del ayer a colocarse también entre los más vendidos de su categoría.

De hecho, ambos títulos intercambiaron los lugares uno y dos durante varias semanas.

El tercer libro del poeta, Ella ya llovió , fue un éxito anunciado porque es incuestionable su talento poético y su dedicación a este proyecto, que es uno de los más importantes de su vida.

Con este esfuerzo disciplinado y silencioso va tras la profesionalización del trabajo artístico, particularmente el literario, y va dejando huella.

Aldo Bernal tiene la convicción de que no basta escribir y publicar, sino ir tras objetivo de que las manifestaciones artísticas sean una forma de vida –una actividad lucrativa– para invalidar y dejar en el pasado el viejo adagio de que “el arte no da de comer”.

 

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